Riesgos en la nueva ola de descentralización: aumento de transferencias sin mejorar capacidades locales

El gobierno nacional ha abierto la discusión sobre una segunda ola de descentralización en Colombia, lo que pone nuevamente en el centro del debate la relación entre la Nación y las entidades territoriales. Se trata de un momento clave para el futuro de la autonomía regional, pero también de un proceso que entraña riesgos si no se acompaña de transformaciones profundas.

Uno de los principales peligros es que la descentralización se quede en un simple aumento de transferencias de recursos hacia los municipios y departamentos, sin que estas administraciones fortalezcan realmente su capacidad institucional, administrativa y fiscal. Si se amplía el flujo de dinero sin mejorar la gestión local, se corre el riesgo de perpetuar fenómenos como la pereza fiscal, la ineficiencia en el gasto y la limitada autonomía financiera.

Desde el Observatorio para la Democracia y el Desarrollo, Magdalena Líder ha insistido en que el país requiere una descentralización que no se limite a la redistribución de fondos, sino que genere incentivos para la buena gestión, el control ciudadano y el fortalecimiento de los gobiernos locales. Solo de esta manera los recursos podrán traducirse en desarrollo real para las comunidades.

La pregunta de fondo es si Colombia está preparada para esta nueva ola de descentralización. La respuesta dependerá de la voluntad política del Gobierno Nacional y de la capacidad de los entes territoriales para asumir mayores responsabilidades. La descentralización es una oportunidad histórica, pero también un desafío que puede convertirse en frustración si no se acompaña de la formación de capacidades locales, transparencia y participación ciudadana.

Los invitamos a leer el artículo completo escrito por Hans Christian Rangel, director de Finanzas Territoriales del Observatorio para la Democracia y el Desarrollo de Magdalena Líder, una reflexión que busca aportar a la conversación nacional sobre la segunda ola de descentralización y abrir el debate sobre los retos que enfrentan los territorios en materia de capacidades, gestión y autonomía.

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